No obstante, como siempre se puede cambiar de look, un buen afeitado, a veces, representa la mejor solución. Además, es todo un placer ritual hacerlo a navaja, a la vieja usanza. El saber milenario del barbero ahora heredado se traduce en un apurado al milímetro. Enjabonado, corte al raso y masaje son las tres principales fases de un afeitado. Sentir la hoja afilada del cuchillo sobre la piel, con su sonido característico, supone otro motivo de gozo. Pero buena parte del resultado final depende de la habilidad del peluquero en saber aplicar la crema con la cantidad debida, unos dos dedos. Además, no tienes que preocuparse por temas de higiene, en ningún momento. En nuestra barbería, usamos cuchillas desechables en cada sesión